Crack visual

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Descripción

texto de sala

En el principio fue el verbo, o quizás, antes de que lo abstracto fuese palabra, fue la imagen. El primer reflejo visto a través del agua. Las llamaradas de fuego en la selva. El vientre de cara al cielo de un mamífero a medio devorar. Antes de la posibilidad del habla: el retrato de lo vivo. Una imagen que pronto busco su semejanza.

Y, mucho después, vino lo demás. Un mito para cada civilización. La libertad y todas sus violencias. La luz. El verbo. Las ciudades y su hambre. La enfermedad, la guerra, la cura. Y en el fin. En un tiempo suspendido —que siempre estuvo en la ranura—, vino el ocio. Las drogas. Una piedrecita gorgoteando en una cuchara hirviente. El éxtasis. Un proceso artificial. La (de) creación.

Pero, siempre inamovible en su rastro: la imagen.

Uno de los pilares que convoca “Crack Visual”, es la imagen. Mejor dicho: una evolución moderna de la misma, el cómic. Secuencia de imágenes y palabras que cuenta una historia, llámese concepto. Este comenzó a tomar forma hasta el siglo XIX, con la llegada de la imprenta, sin embargo, sus orígenes se remontan a las pinturas rupestres. Cuando los pictogramas —que respondían a impulsos estético-religiosos— se convirtieron en los primeros símbolos en transmitir ideas humanas. En la cueva, nació la secuencia del mundo.

El cómic se terminó por encumbrar en la cultura popular en el siglo XX. Se trata de un lenguaje visual que imita-destruye-y-reconstruye, que tiende a morar las periferias, el hartazgo, la crítica. Los artistas de Doppelgänger Crew apelan en “Crack Visual” a la deconstrucción de la imagen cotidiana. Rumian en los avances tecnológicos de la época moderna: ¿nos sobrevivirá la IA? Los escupen y transforman en algo orgánico.

De cara al porvenir. El consuelo del arte. La conjetura de que éste blando encéfalo y su capacidad de morir, no se bugueé para siempre del sistema.

María Ámbar Orozco